sábado, 17 de diciembre de 2011

Poema de Marcela Somoza



El llanto de la colina
esclava en el cielo
abre la piel
sobre los ojos de un pájaro ciego.

Marcela Somoza

domingo, 4 de diciembre de 2011

Poema de Cristina Castello



Inmigrantes somos en un mundo sin presente
Furor de arpas estalla en letras sin corsé
Poesía es la medida del no tiempo
Poesía es el orden de la eternidad
Poesía es alba sin exequias
Estremecimiento de lirios
Danza de campanas
Ofrenda a inocentes
Diluvio de sol


Cristina Castello

domingo, 6 de noviembre de 2011

Poema de Gabriel Impaglione



A LOS PESCADORES DE RETA


Fue tarde entonces cuando estrené los brazos.
Cuando recibí barba y bandera
las orillas estiraban
su soliloquio entre los pájaros
y no había sino huecos espumosos
en el lugar donde se multiplicaron las barcazas.
Quién sabe dónde las redes,
en qué graves mareas se hundieron los oficios.
Llegaban cegando la luz horizontal
del crepúsculo
cargados de plata refulgente,
agotados y sonrientes bajo sus sombreros.
Victoriosos burladores de arcanos marinos
llegaban a la costa montando las rompientes,
blandiendo sus puños mordidos por las cuerdas.
Allí latían revelaciones de ultramar,
se narraba la gran ciudad del agua y el salitre,
comenzaba la contabilidad pieza por pieza
de mano en mano, centavo a centavo.
Se le cantaba al cardumen como al sol o al aire.
Llegué tarde al vértigo del oleaje,
al perfume exacto de la rosa de los vientos.
Allí, de pie, en otro siglo de huellas descalzas
tan sólo un roído barco hundido en la arena
y lejos la estela de los pesqueros invisibles
sobre cuya ruta aún trazan su círculo las gaviotas.
De vez en cuando un viejo pescador emerge
vestido de algas, de peces de relámpago,
y desata los nudos marineros de los vientos
mientras un niño, calladamente alegre
rompe el límite del agua con la risa.


GABRIEL IMPAGLIONE

Poema de Gabriel Impaglione



DESANDAR EL DESÁNIMO


Desanimar el desánimo
deshilacharlo
que se desdibuje
grotescamente
y se destierre
y se deseternice
y su deshielo nos descubra
llenos de desimposibles.


GABRIEL IMPAGLIONE

viernes, 28 de octubre de 2011

Poema de Blanca Hernandez




NANA PARA DORMIR A MI MADRE

A veces no recuerda

quien le llena,

los huesos

con estrellas de papel,

su taza de horas tibias.

Se queda inmovil,

en- si -misma

perdida,

como diciendo que existir

es dia terminado,

como esperando una señal

para esfumarse,

o para

desertar.

A veces no recuerda

a quien le canta

y desafina,

no recuerda la mano que la duerme,

el aire suevecito que la mece en las tardes.

Se deja estar

quieta contra las sombras que casi en el crepusculo

disminuyen los ruidos de la casa.

A veces no recuerda

a quien se ha ido

y vuelve arrepentida,

a quien le pone nombre de paises,

y hace figuras de argamasa y miedo.

Se entrampa alli,

dentro de su campana,

incierto paraiso donde reina,

donde los hijos no han crecido

y el patio

iluminado por el sol,

es una fiesta de agua.

A veces no recuerda,

cuando se desperto,

si era feliz,

si logro conocer pasiones y galaxias.

Se aburre alli

espantando,

gorriones a plumazos,

mojando el pie derecho en sus misterios,

aun por resolver.

A veces no,

a veces no recuerda.

No me recuerda.

No.


BLANCA HERNANDEZ

domingo, 16 de octubre de 2011

Poema de Ana Muela Sopeña



NOCTÁMBULOS


La ciudad desvanece su silencio
recordando aquel día tan efímero.

Noctámbulos sin norte, entre los puentes,
la lluvia nos miraba con suavidad de agua
y el aullido de calles desde el sueño
era tiempo de luz entre las sombras.

El recuerdo nos hace vislumbrar
los sonidos exactos de la ría,
en medio de farolas y de coches
que acompañaban cálidos
nuestro deambular por las aceras.

Las horas transcurrieron sin el pánico
envuelto en los enigmas de las piedras,
refugios y edificios
de aquellas sensaciones tan magnéticas.

Nuestras huellas quedaron para siempre
ancladas en relojes de las plazas
con transeúntes lúcidos,
testigos de ese instante entre la niebla,
transitando caminos sin historia.


Ana Muela Sopeña

domingo, 9 de octubre de 2011

Poema de Diana Poblet



Aires de permanencia

Qué forma de quedarse

en este burilar ausencias
se volvieron sólidas, inmanentes, mulas tercas,
desamordazadas y queridas
las hicimos nuestras,
las desajenamos,
liberamos llantos y sentencia
fuimos la voz similar al sentimiento que arde
la fogata preñada de insomnio
Emocionamos ante el ¡Presente! que gritó la Plaza
volvieron los pañales a sus cabezas canosas de esperar
no dimensionaron las hectáreas de Memoria
hoy se camina sin la gravedad del pasado,
miles gritaron negando ausencias
aferrados al mensaje que no fue posible desaparecer:

Recordar lo que duele también es amar lo que vendrá.

La Verdad no tiene porqué ser bella,

sólo debiera ser incuestionable.


Diana Poblet


Posat de permanència

Quina manera de romandre

en aquest burinar absències
es tornaren sòlides, immanents, mules testarrudes,
desemmordassades i volgudes
les férem nostres,
les desalienàrem,
alliberàrem plors i sentència
fórem la veu semblant al sentiment que crema
la foguera emprenyada d'insomni
Ens emocionàrem davant del ¡Present! que crida la Plaça
tornaren els mocadors als seus caps canuts d'esperar
no dimensionàren les hectàrees de Memòria
hui es camina sense la gravetat del passat,
milers cridaren per negar absències
refermats al missatge que no fou possible desaparéixer:

Recordar allò que dol també és amar allò vinent.

La Veritat no té per què ser bella,

només hauria de ser inqüestionable.

Diana Poblet


Traducción al catalán de Pere Bessó


sábado, 10 de septiembre de 2011

Poema de Augusto Enrique



ABCDARIO

A
Justo cuando la luz pretendía ahorcarse
la noche también se suicidaba en el cielo

B
Estos ojos, estos pilares donde se asienta el desconsuelo
te miran desde el recóndito sitio de las esferas

C
Cuando la noche te pulverice en aerosol sobre los techos
vendrá tu rostro flotando como un camalote
en el estero del recuerdo

D
Te ibas desde la visión a la ceguera
desde la llama a la triste brasa que ya no quema

E
Si es verdad que habla con los diamantes
entonces escupe brillo por la boca
Y escucha a la piedra preciosa
cantando su color sin color
y su canto mineral de la alegría

F
Porqué este loco suspirar de mi alma
Porqué esta huida de mi corazón
Porqué tantas preguntas

G
Como explicar con palabras que la recién llegada
caminaba sobre el espejo y no a través de él
No se llamaba Alicia, no se llamaba ni venía sola
Yo la traía a cada rato con la mente

H
Cuando me tatúe tu imagen en los ojos
entonces la tinta de tu corazón
habrá perforado la memoria de las miradas

I
Tus ojos ardían en medio de la oscuridad
Ardía tu mirada en medio de tu oscuridad
De lo que puede deducirse que vos eras lo oscuro

J
Abrí un boquete en el silencio
y me fugué de la cárcel de las palabras
Todavía estoy prófugo


K
Te irás sin quedarte es obvio
Pero yo iré contigo y tú irás conmigo
A pesar de que viajaremos a distintas ciudades
con el mismo nombre

L
Pero si yo fuera el silencio me dejaría preñar
con tal de parir una palabra, una sola
Que rompa para siempre la casa sin sonidos

LL
Necesito una tregua en esta guerra con la palabra
Necesito una tregua en esta guerra por la palabra
Un cuerpo mudo que se abra delicadamente sin urgencia
como una flor que habla a través de sus pétalos

M
No fuí un extraño y sin embargo sentí humos familiares y no tanto
cuando atesoré las palabras para regalárselas a tu cuerpo

N
Que los pájaros dancen en el aire
trayendo palabras en su garganta
para cuando no podamos volar en el silencio

Ñ
Quiero mi palabra escrita en un muro
Quiero comprender la tristeza del muro
Y darle mis letras a su piel áspera y desierta

O
Alguien consumió el itinerario
que debían realizar los ángeles a través de la avenida
Después vomitó los lugares de destino

P
Esta urgencia que tiene sed de tu encuentro
Esta medianoche que extraña tu estrella
No son sino nombres de la falta de tu presencia

Q
Que el silencio haga abortar a su hija: la palabra
El silencio no quiere nietos

R
Un ataúd para la pequeña muerte de la noche
Un pequeño ataúd y un par de lágrimas a lo sumo


S
No me conozco, no me conozco, no me conozco
No soy yo el que repite las palabras muertas
Yo soy otro, otro, otro yo, no me conozco
Tengo que averiguar cual es mi nuevo nombre

T
No es mi corazón muerto
el que sufre terremotos de latidos
No, es el animal que danza sobre el color azul
el órgano que suena al mediodía

U
Algunas noches escribo
Para hacer la noche me faltan palabras
Y mis párpados están casi muertos

V
Con el propósito de mirar estoy mirando la imagen
Nadie miraba el relámpago de los pájaros de adentro

X
Quién fue el cómplice que permitió que mis ojos
se desangren en la oscuridad
Quienes fueron los que forcejearon con mi sombra

Y
Los escorpiones lloraban su veneno
Aguijoneaban la noche
entre ojos y sangre, entre rojo y ríos
Los fetos de escorpiones esperaban
el nacimiento del veneno

Z
Como un animal herido te ofrendé mi voz
Peregriné hacia el templo de tu boca
a través de las horas
Y mi última palabra fue tu nombre

AUGUSTO ENRIQUE

martes, 30 de agosto de 2011

Poema de Eduardo Dalter


Hermosura que te busco;
electricidad que es hermosura;

hermosura de una mano
en otra mano; de un cuerpo

en otro cuerpo; de una letra
que con otras es palabra;

palabra que te busca, me busca.
La oscuridad no es cosa nuestra.


EDUARDO DALTER


Versos de Pere Bessó


IV

No has de reverenciar las brasas. El fuego viejo todavía es fuego.



IV

No cal que reverencies les brases. El foc vell encara és foc.


PERE BESSÓ


viernes, 5 de agosto de 2011

Poema de Amelia Biagioni



Lluvia


Llueve porque te nombro y estoy triste,

porque ando tu silencio recorriendo,

y porque tanto mi esperanza insiste,

que deshojada en agua voy muriendo.


La lluvia es mi llamado que persiste

y que afuera te aguarda, padeciendo,

mientras por un camino que no existe

como una despedida estás viniendo.


La lluvia, fiel lamido, va a tu encuentro.

La lluvia, perro gris que reconoce

tu balada; la lluvia, mi recuerdo.


Iré a estrechar tu ausencia lluvia adentro,

a recibir tu olvido en largo roce:

Que mi sangre no sepa que te pierdo.



Amelia Biagioni
De: "Sonata de soledad"- 1954-

Poema de Long - Ohni




ELEGÍA PARA ERNESTO GOLDAR

Cae lluvia de muerte en Buenos Aires.
Quién sabe lloran ángeles
y mujeres perdidas
y niños desvalidos
que no saben su nombre pero advierten
que algún rayo de luz se ha congelado
en esta hora aciaga
en que Ernesto ha fugado
hacia el lecho marino de la muerte.

Mas dejó su sonrisa colgada de una encina,
su voz de fruto dulce prendido en los faroles,
su mano de mansedumbre, un temblor sobre el rostro
de todo aquel que anduvo a su costado.

Pero es inevitable:
Cae lluvia de muerte en Buenos Aires.
Nadie sabe en París ni en Estocolmo,
quizás nadie tampoco en Quitillipi
que la muy zorra muerte
se lo ha llevado con todos sus poemas
dormidos en el trazo, sobre la pura hoja
de un colegial cuaderno Rivadavia
tapa dura
y tierna la emoción y la mirada
que entre renglones camina Buenos Aires,
sus calles perfumadas de silbidos,
un corazón que esconde sus tristezas
tras árboles morosos y gorriones,
una pena tan dura y solitaria
como esas viejas calles de adoquines
que esconden la memoria de sus pasos.

Cae lluvia de muerte en Buenos Aires
y es julio acumulado en el silencio
del que ha callado y duerme
o se va, simplemente, sin despedida alguna
y a plomo como el día se coagulan
los llantos, los recuerdos
porque Ernesto está vivo y queda con nosotros
su voz de pajarito en desamparo.


Long - Ohni

jueves, 4 de agosto de 2011

Poema de Horacio C. Rossi



Los amigos...


Los amigos son una costumbre solar

la segura semilla de la flor del silencio,

el más que mejor rito de la cotidianía

la bendición perfecta por la que estamos vivos...


son la espuma del viento que celebro cantando

porque allí el transcurso del tiempo se florece

rindiendo su primicia de bienvenido abrazo
en riego imprescindible de certidumbre en mano.


los amigos son fieles aún cuando la ausencia

nos regala su turno de extrañamiento humano.

y aprendemos respeto paciente por los días

hasta que otra vez alguien nos convida a acercarnos.

se nos allega otro, con su nombre y con su historia,
y pactamos de nuevo convivir un nosotros.

y seguimos creciendo nuestro común destino

dentro un inmenso límite de lluvia entre los árboles...


¡Y qué bueno es juntar la lluvia y los amigos!

la bruma buena cuya lleganza es descansancio
como el mate aromando ante la compañía
de la absorta candela y las letras que besa la poesía...


los amigos nos dejan nombrados, sin olvido:
los de siempre, los nuevos, los a llegar mañana,

en franca y encendida fiesta honda y sincera

que nos nutre de puro milagro del misterio...


cuando el azul velero de la luz nos recoge

quedan siendo lo único que de verdad tuvimos...



Horacio. C. Rossi

Poema de Amelia Biagioni



ACORDE
OH infierno
te agradezco
la causa perdida
la tiniebla entre los dientes
las manos de humo
y esa espalda acosándome.
Te agradezco
el crepúsculo de piedra que no cesa.
Te agradezco
que existas cuando respiro.
Porque eres el recinto
donde encuentro,
retenidos por el ojo y el fuego
los nombres y las formas
de la dicha.

Oh cielo
te he buscado sin tregua sin miedo,
te he perseguido sin piedad,
universo tras universo
hasta en la piedra virgen,
en el feliz cuchillo
y en el cuervo azul
y al fin te hallé
aquí, en el pecho del vacío.
Eres la palabra asombrosa
la que sólo yo escucho
y nada más me deja oir,
la que suena y suena,y suena
y no fué ni será pronunciada.

AMELIA BIAGIONI

martes, 2 de agosto de 2011

Poema de Rubén Vela




EL CAZADOR

............................................................a César Isella

1
En la noche propicia
enciende el fuego.
Ponte el manto de guerra.
Súbete a un árbol
y acecha las palabras.
En la mano izquierda el trueno.
En la derecha, el rayo.


2
Con tu asombro más íntimo
purifica una piedra.
Arrójala a los aires.
Que descienda la piedra
con su manto de lluvia
hacia la tierra.

3
Prepara bien la flecha,
tensa el arco.
Apunta a ese silencio:
liberarás el trueno.
El trueno liberado
aún no es poesía.
Conviértelo en silencio.
Deja el arco y la flecha
y abandona la caza.
Si el silencio persiste
en el incesante trueno
habla por ese silencio,
aliméntate del trueno,
y sabrás el verdadero
nombre de las cosas.


RUBÉN VELA

lunes, 1 de agosto de 2011

Poema de Ernesto Goldar


RELEVO DE PRUEBA

Venimos de lejos, compañera, y siempre andamos cerca.

Hemos quedado repasando el techo de esta cocina clase
media,
alterada por el almuerzo de los domingos, cuando
rompemos la monotonía con algún fiambre
alemán, una lata de duraznos, helado del
congelador en el verano.

Venimos de lejos esquivando errores,
percibiendo el calor de las inhibiciones,
las reservas mentales,
la pila de palabras que irrevocablemente deben
transferirnos el relato de las trivialidades.

Son muchos los días, compañera, estirados sobre el
permiso de los años,
infinitos también los temas de conversación,
renovadas las motivaciones, los proyectos (tan pálidos los
míos)
que justifiquen levantar este horizonte de tiempo
sistemáticamente duplicado
por la forma de tu voz que tiembla
y el invento que sigo en la mañana para decirte un
invariable apelativo confortante.

No vamos a caer en los recuerdos porque a esta altura
está todo confundido,
menos en las preguntas indiciarias sobre si las cosas
volverían a darse,
aún en la interrogación precisa acerca de cuánto nos
queda todavía.

No hacer memoria entonces,
pensar en los días que se trasmiten como sensaciones,
en el tiempo que aguarda para darnos oportunidades,
conforme a la débil seguridad que otorgan las
palabras usadas siempre como privilegiada
comunicación de dioses.

No sé, compañera, si es amistad lo que se llama amor en
estos casos,
pero sí así fuese, amiga mía, nos faltan innumerables
paseos matinales,
ejercicios de idioma, libros a descubrir, una ventana
incierta que da al río,
alguna callecita para treparla lentamente de la mano
como escolares procelosos.

ERNESTO GOLDAR

sábado, 16 de julio de 2011

Poema de Martín Andrade



La que besaba mis párpados y ardió

junto a mí la mitad de su vida,

Me fue robada por la Luz un viernes

De enero a las tres de la tarde y,

Última su sonrisa, última su mirada,

Cayeron los muros de mi mente

Separada que fue de su cuerpo


Ahora camino soliario. Me detengo.

Atrás he visto

Los crueles destellos de ese verano.

De frente, veo

La tentadora boca

Del abismo.


(¿Hacia dónde dirigir mis pasos?)


MARTÍN ANDRADE

domingo, 3 de julio de 2011

Poema de Nicanor Parra


Manifiesto

Señoras y señores
Ésta es nuestra última palabra.
¿Nuestra primera y última palabra?
Los poetas bajaron del Olimpo.

Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.

A diferencia de nuestros mayores
¿Y esto lo digo con todo respeto?
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.

Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.

Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.

Éste es nuestro mensaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.
Todos estos señores
¿Y esto lo digo con mucho respeto?
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.

Nosotros repudiamos
La poesía de gafas obscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.

No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.

Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y se dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es una cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.

Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.

Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano,
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
«Libertad absoluta de expresión».

Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribirían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.

¡Qué lo van a asustar con poesías!

La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Éste es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
?Y esto sí que lo digo con respeto?
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.

Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
¿Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos?
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.

Los poetas bajaron del Olimpo.

NICANOR PARRA

miércoles, 15 de junio de 2011

Poema de Daniel Montoly



Retorno del pájaro

A Ken Saro Wiwa

Poeta de angosturas áridas
donde pastan las cabras celestiales;
hijo de un pueblo
con pagodas negras en las cabezas
y danzas tristes
en las nalgas de los dioses.
Te erguiste como un pájaro en la garganta
del transnacional crepúsculo
que aprisionaba las lenguas
zurciéndolas al infortunio de las botas.
¿Quién iba a pensar
que tus versos
despertarían la ira de la niebla?
Vinieron de los cuatro costados
sobrevolando la era como avispas atómicas,
te enjuiciaron,
y tu sentencia fue ser difunto
con los labios orbitando en las oscuridades.
Los airados corceles del viento
cargaron con tus osamentas a las cúspides
y las ocultaron en las gotas del rocío
para lavar tu dignidad
que goteaba en los montes silenciosos.
Poeta tan negro como las alas de la noche
dime cómo investir las palabras
para que anden silvestres por los espacios
enrejados con miserias existenciales,
por qué el grito hondero de la edad nocturna
coagula las voces de la lluvia
y cuaja los corazones de los hombres
con lutos de semen muerto .
Vuelve tus osamentas al presente,
tráenos la juventud de la poesía de vuelta
para poder saciar esta espera interminable
que transformó las médulas del alba
en piedras convulsas,
y la miseria en una prostituta piadosa
para cualquier costilla con la edad de la inocencia.


Daniel Montoly

domingo, 5 de junio de 2011

Poema de Susana Fernández Sachaos



Pájaro de fuego



Hay un clamor rojo en el aire.

Un pájaro de fuego cruza

a ras del agua.

He visto llamear la lejanía,

la tengo en la mirada.

Con otro ánimo, con otra espera,

se repite ese fulgor.

Una dicha existía y ahora vuelven

esas alas rojas que son mías

y del ave de fuego.

Somos dos y uno en el poema.

Lejos quedó una tierra quemada

por el infierno de los hombres,

a la que no volveremos;

porque somos el ave y yo,

fugitivos de esa tierra.

Porque somos las alas y el fuego,

y el intento de un poema

que sólo arda en la belleza.


SUSANA FERNÁNDEZ SACHAOS

miércoles, 25 de mayo de 2011

Poema de Marta Zabaleta


Early spring

Devolverle al cerezo sus pétalos
al estanque la paz del invierno
quisiera
al aromo prenderle sus flores
y en tu esquina vivir aquel sueño.

A la mente pedirle un reposo
a mi paso que pierda su rumbo
quisiera
todas esas cosas
que había una vez.

Marta Zabaleta -

lunes, 16 de mayo de 2011

Poema de Gabriela Botbol



cabos sueltos - en 'un buen día aparecieron los kiwis' (work in progress) -



'hay un arquetipo de personaje atormentado que es incorregible: cuando encuentra cabos sueltos quiere atarlos, pero cuando distingue un nudo, inmediatamente pretende desatarlo.'

david mamet


I


las zapatillas baratas venían

invariablemente con cordones

tan largos/tan cortitos

que

nudo o moño

eran imposibles



II


coser te calma, coser es laxo

–coser y cantar- te dicen

eso sí al final atá bien la costura

o podrías llegar a perder

los puntos



III


las rederas hacen redes que

los pescadores

llevan al mar

en un telar

las hilanderas

primero cardan madejas



IV


un cinturón de seguridad

tiene dos segmentos

que se abrochan

(es fácil engañar a las azafatas)

no asegura ningún ruedo

cualquier pespunte

un hilván sin anudar

(las puntadas sin hilo son las más difíciles)



V


seguro que aprendiste rápido

a atarte los cordones

a hacerte el nudo de la corbata

en cambio yo no

y por eso ahora me gusta mucho

dejar todo bien atado


Gabriela Botbol